jueves, 15 de marzo de 2007

Madrid, año cero

¿qué es un blog? ¿un diario público? ¿qué tiene de interesante una vida anónima?
Quizás escribir sea la única salida, la única arma, el único grito... Estoy en el trabajo. Miro a mi alrededor. Veo una redacción vacía en su sesión de tarde. Llevo dos meses aquí y la rabia ya empieza a crecer. ¿Cómo explicarlo? ¿Por dónde empezar?
Breve resumen descriptivo: soy una de esas jóvenes privilegiadas mileuristas (1.000 euros, hoy, son un lujo) que trabaja en una productora subcontratada de TVE y una "prestigiosa" universidad. Tengo 11 pagas, de septiembre a julio. El 31 de julio se acaba mi contrato de obra y servicio, me despiden y, en teoría, me vuelven a contratar el 1 de septiembre. Trabajadora discontinua lo llaman en el INEM, ya que en agosto no hay producción del programa. Las vacaciones las tengo prorrateadas (en teoría) pero en la práctica puedo tomarme libre la semana santa y las navidades.
Ya veis, todo un privilegio tal y como está el panorama laboral. Un privilegio dentro de la amplia gama de contratos basura. Además, tengo el famoso horario flexible que viene a ser algo así como "no hay horario fijo". En la última empresa en la que estuve, una multinaconal de contenidos para móviles, también había horario flexible pero allí era solamente flexible para la empresa, una mera excusa para no pagar horas extras. Aquí sin embargo, el cómputo total suele ser de 30-35 horas (un verdadero lujo), lo único que desperdigadas por la mañana, por la tarde... por la desorganización total que se vive aquí.
Continuará...que ya es hora de pirarse de esta oficina gris.