viernes, 2 de octubre de 2009

Los trenes del 11-m

Mi padre compró una parcela en la época de la burbuja inmobiliaria y, de repente, un día fue y vio una apisonadora en mitad del terreno. Preguntó a los vecinos y le dijeron que había muerto un trabajador, no recuerdo si atropellado, y que la policía había dejado allí la apisonadora como prueba hasta la celebración del juicio. La muerte del trabajador no ocurrió en la parcela de mi padre, sino en unas obras que había al lado y la policía lo que hizo fue moverla y dejarla allí. Mi padre lleva cuatro años intentando que el juez o la policía se lleven la apisonadora a sus almacenes de pruebas y todavía no lo ha conseguido. Se trata de una prueba clave para saber cómo murió el trabajador y no le dejan ni moverla fuera de la parcela.

En Valencia hubo un accidente de metro y la juez decretó que el vagón no se podía destruir, al menos, hasta después del juicio. Esto ocurrió dos años después del accidente.

Sin embargo, a diferencia de estos dos ejemplos, los trenes del 11-m fueron desguazados a los pocos días por RENFE.

En Libertad Digital se publica lo siguiente:

"Díaz Pintado ha confirmado lo que ya habían hecho dos días antes varios Tedax: nunca se elimina ningún resto de la escena de un crimen sin autorización judicial. El ex subdirector operativo de la Policía ha recordado además que desde RENFE le preguntaron qué hacían con los vagones siniestrados. ¿Los desguazaban?, ¿los llevaban a alguna parte? La respuesta de Pintado fue clara: sin autorización judicial no se hace nada. Es por ello que ha dicho que se pidió autorización a Del Olmo para desguazar los vagones.

Sin embargo, la autorización del juez Juan del Olmo no existe. No ordenó su destrucción, si bien tampoco ordenó a RENFE su conservación para investigaciones posteriores.

Manzano reconoció, ante la juez de Instrucción, que los Tedax se deshicieron de cientos y cientos de vestigios porque, dijo, se consideraron "objetos" en lugar de "muestras"."

Entonces, ¿por qué no se guardaron las pruebas del crimen? ¿dónde está la autorización del Juez Juan del Olmo? Creo que es imprescindible que el Juez Juan del Olmo y la persona que gestionara el tema de los desguaces en RENFE, contesten a estas preguntas. Hay varias opciones:

a) El juez Juan del Olmo autorizó la destrucción de los trenes. Resultado: es responsable de la destrucción de las pruebas de un crimen.
b) El juez Juan del Olmo no autorizó la destrucción de los trenes. Resultado: RENFE es responsable de la destrucción de las pruebas de un crimen.
c) El juez Juan del Olmo ni autorizó ni dejó de autorizar la destrucción de los trenes. Resultado: el juez es responsable por no prohibir la destrucción de las pruebas.

Pero entonces, ¿hubo o no hubo autorización judicial para desguazar los trenes? ¿Qué dicen los responsables de RENFE? En aquel momento, el Presidente de Renfe era Miguel Corsini.

Según El Mundo:

"Tan razonable era pensar que los trenes se habían conservado que el tribunal presidido por el magistrado Javier Gómez Bermúdez autorizó dos semanas antes del juicio que el abogado Antonio Alberca hiciera la inspección ocular a la que le autorizaba la Ley de Enjuiciamiento Criminal. Cuando cuatro meses después, ya con el juicio avanzado, el letrado de Zouhier recordó al tribunal la diligencia pendiente, los magistrados comprobaron que los trenes habían sido destruidos el 13 y 14 de marzo, y buscaron en el sumario la autorización para ello. Según fuentes jurídicas, las pesquisas llevaron a preguntar directamente a Del Olmo, que tampoco arrojó luz sobre lo sucedido.

La desaparición de los trenes limitó los análisis del explosivo empleado a las muestras recogidas por los Tedax en las horas posteriores a la masacre. Unas muestras claramente insuficientes, a juicio de los expertos que efectuaron el informe definitivo.

El "sindicato" Manos Limpias llegó a presentar una querella contra Del Olmo y la fiscal Olga Sánchez por destruir efectos del delito, prevaricación y omisión del deber de impedir delitos. La petición fue desestimada en diciembre de 2006, alegando que el destino de los vagones correspondía a su propietaria, Renfe. Eso sí, «una vez hechas en ellos todas las pericias que se estimaron necesarias». Sólo dos meses más tarde, el tribunal del 11-M consideró que era necesaria una nueva pericia."

Manos Limpias es el sindicato de Miguel Bernard, ex secretario general de Fuerza Nueva y del Frente Nacional, partido de Blas Piñar. Con esto, ya os digo todo sobre su filiación ideológica pero para saber más sobre este personaje no hay más que leer sus declaraciones:

"Sin embargo, Bernard no puede sustraerse a un pasado político que, en una lectura superficial, puede colocarlo al otro lado de la legalidad democrática. El secretario general de Manos Limpias recuerda con indisimulada nostalgia la década prodigiosa de la ultraderecha española posfranquista, cuando los militantes de Fuerza Nueva eran temidos por su organización paramilitar y los numerosos altercados callejeros que protagonizaban armados de cadenas y chacos. «Objetivamente, con todos los defectos que pudiera tener Fuerza Nueva, el partido de Blas Piñar desempeñó un papel importante en la transición española. Si no hubiera existido una oposición de este tipo, llamémosle violenta, a lo mejor la transición se hubiera hecho de otra manera. Tal y como se desarrolló hubo un equilibrio de fuerzas y terminó, con los incidentes que existieran por el camino, con un texto constitucional».

Las concomitancias ultraderechistas no acaban en las declaraciones del secretario general del sindicato. Cuando el sindicato filofascista Fuerza Nacional de Trabajo se instaló en Madrid, compartió sede con Manos Limpias en las oficinas capitalinas de Quintana, 20, en el barrio de Moncloa."


La verdad es que no me hace ninguna gracia que Miguel Bernard, un fascista, una persona que defiende la violencia fascista, aparezca como abanderado de la verdad del 11-m.

En fin, seguiré leyendo el libro de Xavier Cañadas "El caso Scala. Terrorismo de Estado y algo más", un montaje policial organizado por un confidente policial pagado por José María Escudero, actualmente Presidente del Sindicato de Comisarios. Dice José Luis García Rúa:

"Normalmente, en Europa, y en el mundo civilizado, cuando ocurre un hecho semejante, no se permite ninguna actuación que pueda alterar el escenario del cuerpo de delito hasta tanto se haga y se dé por terminada una investigación que averigüe las causas materiales y el proceso y desarrollo del hecho. Muy al contrario, el Gobernador civil de Barcelona ordenó y permitió, de forma inmediata la demolición de los restos del local, sin la obtención de las más mínima prueba pericial, y, al cabo de un par de semanas los escombros fueron retirados por camiones en sacos precintados. Si es que se realizó alguna prueba pericial oficial, ésta nunca se hizo pública. En cambio, los resultados de otro informe pericial que llega a la comprobación de la existencia de fósforo en las ruinas del Scala desaparecen, en un acto de "destrucción de pruebas". La razón de esa desaparición es clara: el fósforo es un material de uso exclusivo del ejército y utilizado por éste en la fabricación de bombas NAPALM. Junto a esta sistemática destrucción de pruebas, se da, también, la significativa negativa a una petición de investigación sobre la existencia de varios focos simultáneos como causas iniciales del incendio, lo que permitiría el acceso a la constatación de que el incendio del Scala había sido el producto de una inmediata y cuidadosa operación que iba mucho más allá del incendio material mismo, una operación aniquilatoria, del alcance destructivo total, de tierra quemada para el enemigo, y realizada con unos medios y aparato de los que sólo el Estado dispone."

http://www.laconfederacion.es/index.php?option=com_content&task=view&id=126&Itemid=32