sábado, 24 de noviembre de 2007

Mi casero y el "laissez faire, laissez passer"

Estoy harta de escuchar que el precio del alquiler lo fijamos libremente los caseros y los inquilinos. No se si es que la gente que dice esto vive en los mundos de Yupi pero lo cierto es que jamás he podido negociar el precio de un alquiler con los propietarios.
Cuando una persona busca piso o habitación de alquiler mira anuncios que ya están clasificados por precio. Llama a los que cree que se puede permitir y después se firma un contrato en el que se aceptan unas condiciones, derechos y obligaciones mutuas. Pero el precio es este: lo tomas o lo dejas. Y si lo dejas hay veinte personas detrás de tí que sí quieren la habitación.

Actualmente vivo en un piso compartido con otras tres personas cercano a Tirso de Molina y la Calle Toledo. El piso es grande, renovado y , lo más importante, tenemos baño dentro de las habitaciones. Pago 330 euros más gastos. Pues bien, el contrato lo firmé el uno de abril de 2007 y en él se decían cosas un tanto extrañas como que yo era estudiante y que el contrato terminaba al final del curso académico. Me pareció raro pero firmé siempre sabiendo que si el contrato está en fraude de ley se puede reclamar después.

Hasta ahora siempre había pensado que la duración mínima de un alquiler era de un año, prorrogable hasta cinco pero este contrato era por habitaciones. El primer problema que tuve fue a la hora de empadronarme donde me dijeron que no podía empadronarme en una habitación, sino en un piso y que en ese piso ya había gente empadronada y necesitaba su autorización. Resulta que esa gente ya no vivía en el piso y de hecho yo ni había coincidido con ellos así que dificilmente me podían autorizar.

Otra cosa extraña de este piso es que desde abril el casero no vino nunca a darnos los recibos de los gastos de luz, agua y electricidad. En otros pisos se pagaba cuando iban llegando las facturas. Ahora, claro, me ha dado todas las facturas juntas y me toca pagar un pastón de golpe.

El caso es que hace un mes mi compañera de piso me dijo que había recibido un sms del casero diciendo que a partir de septiembre teníamos que pagar 350 euros por habitación. Yo dije que hasta que no se pusiera en contacto conmigo personalmente no pensaba ni pensar en el tema, ya que no llevo ni un año en el piso.

Yo entré en este piso en abril con un precio que era y es de 330 euros al mes. Lo normal es que al año se suba el IPC y no una subida del 6% como pretende él después de tan sólo cinco meses de contrato.
Los cuatro compañeros nos pusimos de acuerdo en quedar con él un día y hablarlo en persona y explicarle que no nos parecía justo lo que estaba haciendo (todavía no sabíamos que era ILEGAL). De hecho pensábamos que tenía razón, ya que en el contrato ponía que era hasta fín del curso académico.
Cuando hablamos con él le dije que el contrato estaba mal redactado que yo no soy estudiante, soy trabajadora y, además, vivo permamentemente en Madrid. No se trata de mi piso de vacaciones temporal, ni estoy de Erasmus, ni nada de nada. Es decir, que no se puede hacer un contrato temporal a una persona que quiere vivir en ese piso más de un año y más de dos.

En internet me metí en foros legales donde se explicaba que a veces los propietarios intentan mediante este tipo de contratos temporales evitar que se aplique la ley de alquiler normal en la que no se puede subir más del IPC durante los primeros cinco años.
Finalmente, en la conversación más o menos cordial pero contundente que tuvimos con él le dije que necesitaba que en el próximo contrato figurara expresamente que era trabajadora y que además, antes de firmarlo necesitaba consultarlo con mi abogado (que no tengo, por cierto). Se quedó bastante mosca y, de hecho, al irse les dio el contrato a mis compañeras y a mí me dio un golpecito en la barbilla mientras se reía en plan profesor baboso.

Tengo que decir que en nuestra charla de "conciliación amistosa" también yo fui un poco demagoga apelando incluso a su sentido moral y ¡su conciencia! jejjeje. Le dije que yo entendía que él no era una ong y que estaba aquí para ganar dinero, que entendía que alquilando habitaciones a gente que se queda 10-11 meses se va gana más dinero que alquilándoselo a gente que se va a quedar más tiempo, ya que entre unos y otros puede subir lo que le de la gana el precio.
La cuestión es que el piso no te lo van a cuidar igual la gente que está de paso, que la gente que vive allí quien sabe si uno, dos o tres años. Le dije que no me parecía justo lo que estaba haciendo y que si seguía haciendo esas subidas terminaría por echarnos del piso y...allá cada uno con su conciencia. Mis artimañas tampoco funcionaron, aunque vi un atisbo de verguenza en sus ojos. A esto siguió un rollo sobre sus firmes convicciones morales y lo contento que estaba con nosotros.

Mi casero tiene cuatro pisos en este bloque (alquilan dos a modo de piso compartido, en uno viven ellos y el otro es para su hija). Según él la subida de 20 euros a cada uno era para adecuarse a los precios del mercado, ya que su hija le había dicho que en internet "la gente está alquilando este tipo de habitaciones a 400 y 500 euros". Y claro, si a esto sumamos las obras del ascensor, que claro, él no las necesita porque vive en el primero, pero hay unos viejecitos en el cuarto que no pueden casi salir de casa. Todo esto con grandes dosis de demagogia diciendo que a él le gusta ser justo, que le caemos muy bien y que está muy contento con nosotros. Le dijimos que pagar las obras del ascensor era su obligación, no la nuestra. Le pregunté si nos bajaría el precio cuando los precios del mercado bajaran. Se río nervioso, bajó la cabeza y se fue.

A la mañana siguiente me fui a la oficina de información de la vivienda, sita en la calle Cruz, número 19 (Madrid), donde un abogado me estuvo explicando cosas bastante interesantes sobre mi contrato y la situación. Las conclusiones son:

- al casero le hubiese gustado habernos hecho un contrato de alquiler temporal pero no lo redactó bien, ya que pone el inicio del contrato (1 de abril) pero no el fín exacto. Poner "fín del curso académico" es como no poner nada. ¿Cuando termina el curso académico? ¿en julio? ¿junio? ¿en septiembre? De hecho en el contrato nuevo que les ha dado a mis compañeras pone ¡1 de julio! A pagar 350 desde el 1 de julio, no tengo claro si retroactivamente.

- Al no ser un contrato de arrendamiento temporal sino uno normal, se aplica la ley ordinaria de alquileres.

- Hasta que se cumpla un año puedo seguir pagando 330 euros mensuales y un mes antes de que venza el contrato me tiene que avisar él (si no me avisa yo no tengo que pagar más) de la subida del IPC publicada. Una vez que me lo comunique por escrito ya tendría que empezar a pagar lo que fuera. Así hasta cinco años.

Como anécdota, el abogado me dijo que la ley que cita al principio del contrato no la conocía (y es el abogado de la oficina de información de la vivienda de Madrid:

"Primera.-El prensente contrato se regirá por las cláusulas contenidas en él y en las normas vigentes en el Ayuntamiento de Madrid para alquiler de habitaciones a estudiantes en régimen de pisos compartidos con menos de cinco estudiantes."

En fín, menos mal que las leyes también nos defienden en estos casos de desamparo frente a las subidas de los precios del mercado. ¿Qué hubiese pasado si no existiera esta regulación de subidas? Que yo me hubiera tenido que ir y hubiese llegado un erasmus-orgasmus dispuesto a pagar 500 o 600 euros por la habitación y se lo hubiera quedado tan contento.

Así que señores liberales pueden meterse su "laissez faire, laissez passer" por donde les quepa. Y no me vengan con pamplinas mundoyupiescas (luego dicen que nosotros somos utópicos) de que "el mercado libre haría bajar los precios porque al haber menos restricciones se construiría más pisos, los dejarían más baratos y viviríamos en un mundo maravilloso de luz y color" porque no me lo creo. La gente donde ve tajada va a por ella y todavía quiere más. Nunca es suficiente. El mercado no entiende de justicia.