jueves, 22 de marzo de 2007

Copio cita de prolinter.blogspot.com

LOS PROLETARIOS NO TIENEN PATRIA
"La nacionalidad del obrero no es francesa, ni inglesa, ni alemana; es el trabajo, la esclavitud libre, la venta de sí mismo. Su gobierno no es francés, ni inglés, ni alemán, es el capital. Su atmósfera natal no es francesa, ni inglesa, ni alemana, es la de la fábrica. El único suelo que le pertenece de verdad no es ni el francés, ni el inglés, ni el alemán, es el que está a algunos metros bajo tierra".
K. Marx.

¿Censura? ¿qué censura?

Hay mucha gente que piensa que ya no existe la censura en este país, que es algo del pasado, de tiempos de dictadura, y de No-Do. Pues bien, sencillamente, no es cierto. Mis noticias son revisadas en fase de guión por dirección, y después una vez editadas y locutadas son visionadas y censuradas por segunda vez. Un ejemplo: nos tocó cubrir una conocida feria en el Ifema, en la que estuvo Elena de Borbón dando la mano a los representantes de las empresas que allí se exhibían. Era muy importante grabar ese momento para la dirección del programa, así que lo cubrimos exhaustivamente. Cuando fui a mostrar a mi jefa la noticia me dijo que debía doblar de tiempo la parte en la que salía la infanta y quitar una imagen que le parecía "muy fuerte". La imagen a la que se refería era la de un discapacitado en silla de ruedas pidiendo información en el stand de nuestra "empresa" (la llamaré empresa educativa del sector público). Según mi jefa, ese chico tenía un problema psicológico además de físico y la imagen era demasiado fuerte como para estar allí, al final de la noticia. Por unos momentos, dudé ¿era real lo que estaba escuchando? ¿acaso no estaba trabajando para una empresa que luchaba por la igualdad de oportunidades? (o eso decimos sin parar en las noticias). El chico no tenía ninguna discapacidad mental, solamente estaba en silla de ruedas. Pero aunque lo tuviera, ¿no conocía mi jefa el caso de Pablo Pineda ? Y no sólo ese pedazo tío, sino el de muchos otros anónimos que estudian y llevan una vida normal ¿no hablamos de diversidad? Ah, claro, se me olvidaba, son palabras vacías que utilizamos en nuestros publireportajes para quedar bien con la opinión pública y demás instituciones.
Al final me salí con la mía, y ese plano se quedó, con total normalidad. No tuve tanta suerte con los planos de Elena Borbón. Por cierto, decía que no había tenido tiempo para leer el libro que le regalaron el año pasado, que lo leería cuando tuviera tiempo. Sin comentarios. (por ahora).
Después de este incidente, aparece una nueva censura: la previa. Ahora cuando escribo los guiones pienso en lo que me van a tachar, en lo que me quitarán y en lo que quieren oír. Aunque firmo las noticias con mi nombre, no son realmente mías. Quizás el nombre del autor en periodismo no tiene sentido. El que fabrica coches en la fábrica no imprime su nombre, va el de la marca. Aquí, en esta fábrica de anuncios-noticias debería ocurrir lo mismo, debería ir el nombre de la empresa firmando la noticia. No el mío. (ya se estudiará...)
Seguiré creando noticias autoreferenciales que no interesan a nadie con dinero público. Hasta otro día.