domingo, 8 de julio de 2007

Los 70 a destajo (I)



Copio y pego de la contraportada del libro:

(...) "En definitiva, los años de la transición desde la perspectiva callejera de los movimientos asamblearios y antiautoritarios que la hicieron posible y que destapan las claves del mundo de hoy."

La verdad es que suena muy bien pero la realidad, vista con distancia histórica, fue otra.
La transición fue el producto del pacto entre el sector reformista del régimen con el sector moderado de la oposición democrática (liberal o progre). La gran mayoría de la población estaba muy cómoda con la "paz franquista" como ahora lo están con el capitalismo. Los anticapitalistas somos muy minoritarios, antes y ahora.

Copio y pego del libro (pg 17):

"Un instante después un bote de gas lacrimógeno estalló junto al portal donde nos habíamos refugiado. Subimos los peldaños de la escalera de tres en tres. En el segundo piso, apretamos el timbre. Por la mirilla, una mujer sin rostro nos llamó gamberros. Yo le respondí enervado: "¡Abra la puerta!".
"No abriré. Fuera de aquí. Y más decencia. Que fue Franco quien nos trajo la paz."

Con esa frase, esa señora resume la mismo que decía reciéntemente la cantante Lolita en una entrevista en El Mundo (23 junio 2007):

Pregunta: ¿Comparte con el PP sus suspiros de España?
Lolita: Yo soy española ante todo, con PP, sin PP, con pupú, con papá o con pipí. Sólo quiero paz y armonía, y me da igual si me las da el PP, el Psoe o la Renfe.

Toda una declaración pacifista.

Además, el régimen que vivimos hoy es la consecuencia lógica de la progresiva liberalización económica que comienza en 1959 con los tecnócratas y su Plan de Estabilización. España no era admitida en los organismos internacionales y tuvo que democratizarse para entrar en ellos. La economía tenía que liberalizarse aún más y no era posible hacerlo dentro del franquismo. La verdad es así de poco épica, nos guste o no.

Por cierto, el libro de Ribas es buenísimo. Estoy completamente enganchada a sus historias. Refleja toda esa época de hippismo, yippismo y contracultura que tiene en el eufemismo de los "movimientos sociales" actuales a sus herederos directos. Aunque ya les gustaría a los movimientos sociales de ahora (y a mí) tener una revista que vendiera más de 100.000 copias mensuales para poder criticarla por su hippismo.
Estoy empezando con el libro y como anécdota, me ha sorprendido saber que Karmele Marchante estuviera dentro del proyecto de Ajoblanco. Creo que las sorpresas no han hecho más que empezar en este libro apasionante.